En una amortización, el deudor paga al prestamista (institución financiera) un reembolso del dinero otorgado por este último en un plazo convenido y con tasas de interés (fijas o variables) previamente acordadas.
Los tres factores más relevantes para un proceso de amortización son:
Dado que los tres elementos están relacionados, al contemplar un préstamo debes tomar en cuenta que, a mayor plazo de amortización, más intereses pagarás por la deuda. Sin embargo, a mayor plazo de amortización, menor será la cuota periódica que debes asumir.
Así pues, el plazo estará determinado en gran medida por la cantidad de dinero que estés dispuesto a destinar al pago de tu deuda cada mes. También es necesario considerar que los plazos de amortización varían de acuerdo con el tipo de interés: las operaciones con interés fijo suelen tener plazos de amortización más cortos que las de interés de tipo variable.
Tomando en cuenta los tres factores antes mencionados, las amortizaciones pueden clasificarse en:
¿Cómo elegir la amortización que te conviene?
Elegir un tipo de amortización adecuado a tus necesidades te ayudará a administrar mejor los recursos y a optimizar el pago de tus deudas.
Debes evaluar tus ingresos pasados, actuales y esperados. Las entidades financieras sugieren que las cuotas mensuales no sean mayores al 40% del ingreso neto de cada cliente puesto que, de otra forma, el pago puede verse comprometido.
Así mismo, como sucede con todos los planes a futuro, para planear el tipo de amortización más conveniente debes tener en cuenta el propósito de tu deuda (si es para comprar una casa que durará muchos años, un auto, tecnología u otros).